Los niños moscovitas han convertido uno de los icónicos tanques militares rusos en su juguete. La versión en miniatura de los T-34 soviéticos les permite recrear el campo de batalla en pleno centro de Moscú.
El mortífero T-34 fue temido durante la Segunda Guerra Mundial debido a su gran potencia y blindaje que causaba grandes estragos en el campo de batalla. Las réplicas se manejan con palancas, tal y como se haría con los tanques reales.
Aunque la actividad está dirigida a los más pequeños, no entiende de edades y ha sido un éxito rotundo. Tan solo durante las dos primeras semanas de las vacaciones de Año Nuevo se vendieron 2.700 entradas, aunque el parque cerró ayer mismo la temporada.