Los objetos más absurdos perdidos en un avión





¿Qué es lo último que olvidaste en un vuelo? Seguramente un periódico o la guía de la ciudad que ibas a visitar. No te preocupes: no son excesivamente caros y además a todos nos ha pasado.

Ochenta y tres países
Hay quien tiene peor suerte y olvida su Iphone 5, unas carísimas gafas de sol o su ordenador portátil. Cabe dentro de lo probable. Pero, de vez en cuando, el personal de vuelo tropieza con cosas sorprendentes. Lo prueba una reciente lista de objetos absurdos que recuerdan estos días una exhaustiva encuesta de la prestigiosa web de Skyscanner. Entrevistaron a 700 miembros de la tripulación de cabina, procedentes de 83 países distintos. ¿De qué tipo de objetos hablamos? Piensen en un ojo de cristal o un loro domesticado. Son casi tan extraños como la lista de objetos olvidados en hoteles, que incluía unos implantes mamarios y un lindo gatito
Un vestido de novia
¿Qué objeto se lleva la palma en la encuesta de los aviones? Sin duda, un vestido de novia, algo que se echa en falta tarde o temprano (esperemos que la chica lo olvidara después de la boda). Más habitual, según cuentan los encuestados, es dar con borradores de propuestas matrimoniales. En la categoría de viscoso, podemos clasificar una caja de pescado ahumado. En la de sorprendente, destaca una bolsa llena de diamantes (también sorprende que el empleado de la aerolínea decidiera devolverlo). ¿Otros casos llamativos? Zuecos, bolsas de cebollas, contrabajos, ranas, un saco de arena y una pierna ortopédica. También un huevo.
Despistes habituales
Vamos con lo más común. El top de objetos olvidados lo lidera la ropa interior (de ambos sexos). Entre los pequeños objetos destacan los pasaportes, que encontraron uno de cada cuatro entrevistados. El 21% encontró teléfonos móviles y el 21% libros. Este es el único producto que muchos pasajeros abandonan voluntariamente. A este paso, seguramente podríamos construir una nueva biblioteca de Alejandría. ¿Por qué no habilitar espacios de préstamo o intercambio en los aeropuertos? Ah, claro, se enfadarían los dueños de las librerías "duty free".